Las pesadillas de una madre

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Capitulo X: Que los recuerdos verdaderos y falsos queden mezclados

Hace años existieron dos países. En uno gobernaban dos hermanos y en el otro gobernaba un hombre avaro, uno de los peores seres que podían existir. La gente no lo respetaba por ser extranjero y haberse casado con la antigua lasnik. Creían que la dulce lastnik merecía algo mejor que el tosco Hossain. Pero nadie se atrevía a criticar lo que ocurría hasta que en una noche de invierno, la lastnik fue encontrada muerta en la nieve.

 En su mano podía verse una tartaleta de fresas, que mas tarde se examinó solo para descubrir que estaba envenenada. La noticia devastó a la población, pero no hubo tiempo para llorar, porque el naslov se apoderó de todo y corrompió la cultura. Lleno su harén con esclavas y pronto se hizo con el reino de los gemelos.

 Así se fundó el país que Farid llegaría a gobernar, pero todo tiene un fin y en una tarde de verano, las tierras de Shaitan y Malaak fueron divididas. Hubo gente disgustada, pero a Danielle no le importó, estaba feliz por coronar a sus dos hijas y de darles lo mejor a Aizoon y Hadassa. 

 También se quedó en Shaitan para conocer al prometido de su hija. A Danielle no le agradó por su apariencia, el chico tenía un parecido a Farid que le incomodaba, pero su hija estaba enamorada ¿Que podía hacer más que aceptar su unión? 

 En fin, la boda se celebró y en la noche, mientras veían los fuegos artificiales por la terraza, Hadassa hizo una pregunta que descolocó un poco a Danny:

—Madre ¿Usted alguna vez se enamoró?

 La pelirroja se quien se tomó su tiempo para pensar y finalmente respondió:

—Si, él fue mi primer amor y lo he amado durante los últimos cien años de mi vida.

—Oh, que dulce ¿es el padre de mi hermanos? ¿Porqué no vuelves con él? 

—Perlita, no estoy enamorada de Marcus, eso es imposible.

—¿Entonces quien es?

—Es un soldado... tuvimos algo cuando éramos jóvenes y no termino bien.

—¿No hay esperanza para que vuelvan? 

—No, pero cielo... no hay que hablar de eso. Hoy te has casado y tienes que sonreír.

 A pesar de lo dicho, la pregunta dejo pensado a Danielle, era cierto que Tatsumi seguía a su lado. Se encargaba de protegerla he incluso se quedaba con ella durante el celo, pero nunca había hablado de volver a su relación. Ambos ya eran algo mayores para hacerlo y Danielle no estaba lista para atarse, pero finalmente decidió correr el riesgo y escribió una carta, la cual fue respondida poco después y la citaba en una ciudad de Draconis.

¿Cuántos meses, cuantos días, cuantas horas habían pasado desde su última visita a aquel jardín de cerezos? Quizás demasiados, después de todo, su Aizoon ya era mayor de edad. Todo el lugar estaba lleno de recuerdos, algunos involucraba a su pequeña jugando con las flores que caían y a su entonces pareja vigilando que la niña no sufriera algún daño o caída. No había ninguna duda de que aquella había sido una excelente época, en ella las pesadillas habían desaparecido y los recuerdos del pasado habían emigrado a la lejanía conocida como el olvido. 

 Danielle había evitado durante muchos años visitar aquel lugar por temor a recordar el error que había cometido, y no era para menos, había dejado a la única persona que la había cuidado cuando estaba en una lenta recuperación y de la cual muchas veces deseo nunca alejarse. Pero ya era demasiado tarde para cuando cambio de opinión, Tatsumi ya se había alejado en un afán de protegerse de otra decepción. 

 Solo la majka sabe la razón por la que ese día, después de pensarlo muchas veces, escribió una carta para aquel guardia, quien no tardó en responder. La carta contenía una buena parte de la conversación que ambos habían evitado y terminaba citándola en aquel mismo jardín donde habían transcurrido sus mejores años juntos.

 Después de asegurar que sus hijos estuvieran en sus respectivas clases, la pelirroja abrió un portal que la llevo ante los cerezos que parecían florecer, y allí, frente a uno de ellos, estaba Akyura Tatsumi, el mismo chico a quien años atrás le había roto el corazón. Parecía estar concentrado en una pequeña flor que se había quedado atorada en una rama después de caer y puede que por esa razón no advirtiera su llegada. 

 Ella no sabia que hacer o decir, solo caminó hacia el y cuando estuvo a unos pasos de distancia dijo en voz baja: —Buenos días, señor Akyura. 

 Una melodiosa voz interrumpió la concentración de Tatsumi. Si bien no era una que hubiese dejado de escuchar hace mucho tiempo, el tono en el que las palabras fueron pronunciadas le producía una cierta nostalgia. 

—Sabes que a solas no son necesarias las formalidades...

Pero si lo prefieres podemos seguir la etiqueta requerida. 

 Un tanto en broma y un tanto con seriedad, el pronunció esas palabras antes de dar la vuelta y estar cara a cara con la mujer que le había llamado. Al pelirroja sonrió al escuchar el comentario de quien fuese años atrás su guardia personal, se notaba que el tiempo no le había quitado aquel carácter despreocupado que le había atraído desde la primera vez que sus miradas se habían cruzado en aquel reino ahora lejano cuyo nombre era Lindsey. 

—Oh, vamos —dijo encogiéndose de hombros —sabes que debo seguir el protocolo al pie de la letra y que no importa lo que haga, la costumbre de usarlo siempre debe estar presente. 

 Danielle estaba nerviosa, no había esperado que años después de su separación le hubiese enviado aquella carta y mucho el hubiera respondido con aquella citación en un lugar que para ambos había sido especial. 

 Una pequeña risa salió de sus labios y sonrió con un matiz de ironía tras ella 

—Si, supongo que es difícil dejar de hacerlo cuando estás tan acostumbrado a ello, aunque soy algo ajeno a todo eso. 

 Ahora que estaba frente a ella, no pudo evitar ver a aquella chica que hace años estaba a su lado en circunstancias completamente distintas a las actuales. 

—No tienes ni idea de lo que es, cuando era lastnik solo quería dejar todo abandonado y huir lejos de Essex, pero uno tiene que acostumbrarse o sucumbir al consejo y volverte un títere bajo su control. 

 «Huir para regresar a ti» dijo su subconsciente mientras controlaba aquella lengua tan suelta de la que normalmente era poseedora y sonreía a su ex pareja quien al parecer había perdido el interés en aquella flor. 

—De cierta manera puedo entender a lo que te refieres, aunque en mi caso no era por cuestiones burocráticas ni de etiqueta, era un títere de los líderes del clan, el tener que hacer lo que ellos creen correcto sin rechistar en muy frustrante y doloroso ¿No lo crees? 

 Recordando los acontecimientos de la vida de ambos en tiempos pasados, las palabras fluían de manera natural.  Esto era una de las cosas que desde siempre pudo hacer con ella, la franqueza de sus palabras eran algo liberador para ambos, suponía Tatsumi 

—Cierto, al menos tenemos la suerte de que nuestra descendencia nunca tendrá que pasar por algo así. 

 El hablar de eso era una forma de distraerse del tema por el que había sido concebida aquella reunión, aún se encontraba nerviosa pero el hablar con el pelinegro le hacía olvidarse de los problemas que habían surgido en Shaitan después de que se anunciará quien seria la nueva lastnik.

 Nunca paso por la mente de este guerrero que sería tan relajante las platicas tan livianas y sencillas. No, mejor dicho lo había olvidado.

 La sensación de tranquilidad que le dejaba una simple y llana plática era muy placentera. 

—Es nuestro trabajo como padres el darles un futuro más prometedor a nuestra descendencia Danny, aún si nos cuesta la vida. 

 Pudo sonar algo exagerado, pero era la verdad, tanto él como ella, habían tenido pasados nada pacíficos. Pasados que estaban llenos de tragedias y obscuridad. La pelirroja paso la mano por su cabello en un intento de acordar una tiara que ya no estaba, había olvidado que su tiempo como gobernante se termino cuando sus hijas mayores se habían hecho de los tronos que ella misma había ocupado supliendo a su madre o a su difunto esposo. 

 Al darse cuenta de su error solo negó y con diálogos que obviamente no estaban ensayados contestó a lo que el asiático había dicho: —Tienes razón, ellos no deberían pasar por nada de lo que nosotros vivimos y hay que dar gracias a la majka que la guerra a concluido. 

—En aquellos momentos nos enfrentamos a enemigos de lo mas aterradores y salimos triunfantes. 

 El hombre fijo su mirada en los ojos de la dama un momento. Intento adivinar lo que ella estaba pensando en ese momento, intento fallido claro está, ella nunca fue una persona que dejara ver sus intenciones ni pensamientos tan fácil y el clara mente era muy disperso para entenderlos aún si ella los mostraba. Desvío la mirada hacia el cielo de la tarde y dejó salir un pequeño suspiro. 

—Creo que es momento de enfrentarnos nuevamente a algo de lo que tú ni yo hemos los salido victoriosos hasta ahora ¿No es así? 

 La plática había surgido de manera tan natural hasta el momento que casi olvidaba el motivo principal por el que los dos estaban ahí. 

 La miró nuevamente a los ojos y dejó escapar lo que tenía en mente 

—Quisiera una explicación tuya Danny ¿Por qué ahora de todos los momentos has tomado esta decisión?

 La pelirroja desvío la mirada del asiático para evitar aquellos ojos que un día le habían pedido que se quedará y que ella, en un momento de inmadurez había rechazado. 

—No lo se, últimamente estuve pensando en muchas cosas y... Y por alguna razón pensé en ti, en todo lo que vivimos y como que terminó —dejo escapar un suspiro por la frustración de no saber como expresarse y continuó contemplando la caída de las flores del cerezo —cometí muchos errores cuando era joven, pero creo que el mayor error fue alejarme de ti. 

 Las flores caían en una constante lentitud mientras la pelirroja hablaba con quien fue su expareja en una representación de lo que fue su vida en común durante el tiempo que habían estado juntos. Aquella quizás había sido la única época en que la pelirroja había tenido verdadera paz, ni siquiera era una lastnik cuando todo había ocurrido, solo era una rebelde a quien ya nada le importaba después de la muerte de su Hadassa y Tatsumi Akyura había sido quien había calmado esos intentos de autodestrucción, o al menos de forma temporal. 

—¿Entonces esto solo es producto de una nostalgia por los recuerdos pasados? 

 Su mirada era un poco inquisitiva, las palabras algo duras, pero no podía evitarlo, el la conocía más o menos bien, sabia de sus constantes arranques de locura y de cómo podía cambiar de parecer de manera muy simple. 

Él quería saber, quería entenderla y más que nada quería que ella estuviera segura de lo que estaba solicitando. 

—No —respondió la pelirroja mientras volvía la vista hacia el pelinegro —es por algo profundo que eso, es algo que no puedo entender, algo que simplemente no tiene explicación. 

 Duda, miedo, eran pocas palabras para expresar lo que la anterior lastnik sentía, ni siquiera en las batallas en la que participó en su juventud había demostrado una vacilación como aquella, ni siquiera cuando su vida estaba en riesgo había estado a punto de cortar algo de golpe y huir para no tener que enfrentar a un enemigo. Por alguna razón el estar frente a quien fue su mejor amigo le provocaba el miedo de un posible rechazo, pero no lo culparía si así lo hiciera, después de todo había sido ella quien terminó la relación que ambos habían formado años atrás. 

 Palabra a palabra, mirada tras mirada, las dudas que residían no solo en la mente, sino también en el corazón de Tatsumi, lejos de hacerse más pequeñas o disiparse, crecían. 

No por que desconfiase de las palabras de su amiga, más bien era que cada vez esta más intrigado, cada vez que ella abría su boca y las palabras salían el estaba más y más confundido 

—¿Que es entonces? Si no lo dices claramente nunca podría entenderlo. 

 Maldijo en su corazón a si mismo por su incapacidad de entender a las personas, por lo inútil que era para entenderla a ella. 

—Es como si te necesitará a mi lado... Se que pasaron muchos años, pero aún necesito de tus consejos y de tus cuidados para no equivocarme en cada aburrida junta con el consejo, de hecho te necesito para no perder la cordura en este estúpido mundo en el que nos a tocado vivir. 

 No apartó los ojos del Kōri mientras seguía hablando, la pelirroja sentía que eso debía sacarlo antes de que algo arruinará el objetivo de esa reunión pero las palabras no parecían las adecuadas y cada segundo sentía una opresión en el pecho como si le indicará que algo malo estaba a punto de ocurrir. 

—De ser así, bastaría con que solo fuera tu consejero personal, que fuera nada más uno de tus empleados, un solo y simple amigo… Así como lo eh hecho hasta ahora ¿O me equivoco? 

 No era obvio pero él estaba trabajando arduamente en su interior por no perder la razón. 

Cada vez que soltaba esas duras palabras sentía como si su corazón le doliera cada vez más, aunque su expresión era fría y sería, le dolía como el infierno. 

 La pelirroja colocó su mano derecha sobre su rostro y suspiró con frustración

—Por la majka... Sigues siendo el mismo niño distraído que conocí. 

¿En verdad no entendía lo que ella quería decir o solo estaba tomándole el pelo? La pelirroja estaba dudando sobre si dar por concluida aquella reunión o intentar hablar con aquel joven que aún seguía presente en sus pensamientos sin importar los años que pasarán. 

—Tatsumi ¿No entiendes que eso ya no es suficiente? Fuimos buenos amigos pero... No se como decir esto para que lo entiendas. 

Una sonrisa irónica fue dibujada en el rostro de aquel soldado. No pudo evillo tras oír aquellas palabras de reclamo. El sabía a ciencia cierta el porque se habían reunido, el entendía las palabras que ella dejaba salir de su boca. 

—No Danny, eres tú la que no estás entendiendo el propósito de mis preguntas. Solo hay una sola cosa que quiero saber. Y que hasta el momento no eh escuchado 

 Era muy simple a decir verdad, solo pedía que dijera una sola cosa. 

 Pero no iba a preguntar directamente, no iba a exigir la respuesta esperada, no. El esperaba que esas palabras nacieran de ella con toda sinceridad. 

 La pelirroja estaba pérdida entre aquellas palabras dichas por el asiático, sabia que debía hablar y decirle sus intenciones antes de que echará todo a perder. Así que con voz baja dijo lo siguiente: 

—¿Qué puedo decirte? ¿Qué cometí un error al dejarte? ¿Qué sin importar cuantos años estuviera Marcus no podía dejar de pensar en ti? ¿Qué no puedo vivir lejos de ti y que eres la única persona que puede hacerme feliz? ¿Eso querías escuchar?

 No podía creer que al fin había dicho, no después de tantos años desde su separación.

—Nunca cometiste un error, no soy quien para juzgar las decisiones que tomaste, ya que es tu vida. 

 Aparto un poco la mirada de ella y comenzó a caminar en dirección de ella, pasando a un lado suyo hasta que los dos estaban de espaldas incapaces de ver el rostro del otro. 

—No puedo decirte que no me dolió tu partida, sería mentir descaradamente. Pero aún así yo asimile en mi mente que con quién fuera que estuvieses te estaba dando aquello que no encontraste en mi. Así que espero que comprendas lo difícil que es para mí lo repentino de tu propuesta 

 Un suspiro pequeño pero lleno de sentimientos salió de sus labios. No podía recordar cuantos había dejado escapar hasta ahora 

—Tatsumi... Lamento lo te que te hice sentir, no hay día en que no me arrepienta y no es que él me diera algo que tu no pudieras darme, pero sabia que yo no era buena para ti. Tenía demasiados problemas, tenia que ser fría contigo para que te alejarás ¿Sabes? Tú eras demasiado bueno como para recibir ese trato —sus voz se quebró durante unos segundos al pensar en quien cuidó de ella a pesar de saber que no lo amaba de la misma forma —Lamento si hoy te hice perder el tiempo.

 Bajó la vista al suelo mientras hablaba y juntó sus manos mientras que con una de ellas sostenía una flor que había caído. 

—Y comprendo si no quieres aceptar mi propuesta, lo entiendo perfectamente y también entendería si quisieras nunca más volverme a ver. 

—¿Alguna vez se esté ocurrió que tal vez querría ser lo único verdadero en ese mundo de mentiras en lo que vivías? ¿Que podía ayudarte a cargar con todos los problemas que tu vida conllevaba? Además, no me digas ahora que soy una buena persona, tu mejor que nadie sabe que estoy lejos de ser una. 

Había mucho que el quería decir, coas que cayó tiempo atrás, sentimientos nuevos que surgían a cada momento. 

—Solo quiero que respondas a algo, Danny quiero que respondas solo con la verdad, sin ningún tipo de adornos ¿Que es lo que sientes tú por mi ahora?

 No le interesaban más los sentimientos pasados. El lo único que quería saber ahora era lo que pensaba y sentía ella en la actualidad.

—Tatsumi... —sus diálogos eran dichos en un tono bajo, como si quisiera esconder aquellas palabras y huir de ese lugar para no tener que dar explicaciones —no digas que no eres una buena persona, has estado para mi en las buenas y en las malas, has cuidado de mi familia sin importar el riesgo —se detuvo unos segundos antes de continuar, pues estaba temerosa por responder esa pregunta —¿En verdad quieres saberlo? —preguntó dudosa —¿Estás consiente de que esto puede arruinar nuestra amistad? —dejó escapar un suspiro de frustración y continuó hablando sin esperar una respuesta —Te he amado desde que éramos jóvenes, te he amado durante casi cien años y hasta el día de hoy, al fin puedo decirlo ante ti. Eres esa persona con la que quiero estar todos los días de mi vida, y eres de la pieza que me falta para ser feliz.

 El samurái escuchó todo eso y sintió dolor por los años separados, como si de nuevo fuera el mismo muchacho que se enamoró de un amor impedido por las clases sociales.

—Para mi, siempre fue muy extraño el por qué seguí contigo... Durante años pensé que era tal vez lealtad, tal vez, cariño. Realmente es muy confuso, pero se algo Danny y es que yo ya no soy el mismo que conociste... ¿Como podrías amar a una persona que asesinó con sus propias manos a la mitad de su clan? ¿Podrías amar a alguien que incluso asesinó a su padre y hermano? Créeme cuando te digo que ya no soy el mismo. Una parte de aquel hombre al que dices amar, murió en esa noche llena de sangre y muerte. No puedo decir que no me hace feliz el saber tus sentimientos, el por fin entender cómo te sientes. 

Pero responde esto ¿Podrías estar con alguien como yo?

¿Realmente crees poder amar a alguien de mi tipo? 

—¡Por la majka! —exclamó la pelirroja mientras caminó alrededor del asiático a fin de verlo a los ojos —No puedo creer que digas eso, tú sigues siendo el mismo del que me enamoré, hemos estado juntos durante tanto tiempo que no me imagino lejos de ti, tú eres una buena persona, una de las mejores que conozco y en todo caso... ¿No estamos en la misma situación? ¿No hice lo mismo con la gente de Shaitan? ¿no fui yo quien mató a mujeres y niños por igual? ¿No fui yo quien los quemó vivos frente a sus padres y parejas? ¿No los torturé solo por venganza? Si a ti no te importa mi pasado ¿Porqué tendría que juzgar el tuyo? Entiéndelo de una vez, yo te amo y nada puede impedirlo, ni siquiera me importaría si mis hijos se opusieran. 

 Cada palabra salió con fluidez de sus labios, cada frase era con una convicción que ni siquiera la pelirroja podía creerse capaz de decir, todo aquellos diálogos eran los de una chica enamorada de quien le había curado la mayor parte de sus heridas. 

Lo que ella dijo frente a él con tan firme denervación le dejó sin habla. Tal vez tenía razón, ella no podía juzgarlo si estaban en la misma situación. 

Pero el hecho de haber tomado la vida de cada una de esas personas que le conocían y que crecieron con él, que le cuidaron y que le querían, fue algo que no podía sacar de su cabeza. 

La miró a los ojos. Aquellos ojos que alguna vez le tenían tan embelesado estaban mirándolo fijamente y tan de cerca por primera vez en mucho tiempo. Podría bien, perderse en ellos nuevamente y dejar que juntos se sanaran mutuamente las heridas existentes, pero las dudas aún estaban presentes.

—Danny ¿Estás dispuesta a comenzar de nuevo? ¿Aún si toda tu familia te voltease la espalda? 

—Mi respuesta siempre será si cuando se trate de estar contigo, no importa si mis hijos se enojan, lo único que me importa es pasar la eternidad a tu lado —dicho esto, tomó la mano del pelinegro con la suya y continuó hablando —tampoco me importa si mi familia me da la espalda, después de todo, ya cumplí mi función al criar a la siguiente generación de naslovs. No tengo razones para quedarme en donde no te acepten.

 Sonrió dulcemente a quien el pasado fue su mayor amor, aquel que durante mucho tiempo significó un nuevo inicio, aquel quien después de finalizada la relación continuó siendo su amigo y consejero, y quien fue el único que no la abandonó cuando dejó por primera vez su reino para alejarse de su familia. 

—Realmente no sé si podré llenar las expectativas que tienes de mí, tampoco sé si podré corresponder correctamente a el cariño que me des... Pero espero dar lo mejor de mí para hacerte feliz 

 Esas palabras salieron directamente de su corazón, y tenían mucha verdad en ellas. El no sabía hasta que grado había cambiado después de lo que hizo, tampoco tenía la certeza de quien era el en estos momentos. Pero sabía que quería hacerla feliz, así mismo, el quería estar con ella por el tiempo que se le permitiese. 

—Estaré a tu lado a partir de hoy, juro protegerte con mi alma y ser solo tuyo por la eternidad.

 Después de expresar lo que sentía soltó sus manos para poder estrechar a la mujer que tenía frente suyo, con firmeza como si no quisiera dejarla ir nunca más y en aquella noche de luna llena, la pelirroja permitió que el Kōri dejara una marca sobre ella. Dicha marca nunca debía ponerse de forma obligada, de lo contrario, poco significaría. 

Su primera marca había sido la experiencia más horrible que pudo existir, había sido un lazo que pudo quitarse tan pronto estuvo libre del alfa. Quizás por eso nunca pudo olvidarse de su samurái y en esa ocasión todo era diferente ¿Porqué? Quizás porque esa vez se entregó voluntariamente como la propiedad de su amado, no porque las leyes le dijeran que hacer. Lo hizo porque solo él podía darle esa paz que necesitaba, porque sabía que solo con él seria feliz el resto de la eternidad.

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