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Nombre completo: Leona Ivana Sovetsky
Apodo: Leny (solo sus allegados la llaman así)
Edad: 17 años
Fecha de nacimiento: 3 de abril
Lugar de nacimiento: San Petersburgo, Rusia
Nacionalidad: Rusa - Estadounidense
Idioma(s): Ruso (nativo), Inglés (fluido), Español (fluido)
Residencia actual: Mansión familiar en Florida, EE.UU.
Situación académica: Estudiante de secundaria (último año).
Personalidad: observadora, reservada y perspicaz. No confía fácilmente, pero es leal a quienes logran entrar en su mundo. Puede parecer fría o altiva, pero es una máscara que usa para protegerse. Tiene una madurez forzada por su contexto familiar. Es una persona bastante confiable e incluso agradable, en ocasiones cuando debe serlo.
Además debemos mencionar su egocentrismo, es una persona que confía en si misma siempre, suele ser algo altanera y en ocasiones algo superficial. No le gusta guardar sus opiniones por lo que suele decirlas/ gritarlas a viva voz. . No se conforma con un simple NO, ella hará lo imposible para conseguir lo que desea, ya que es obsesiva por lo que quiere poseer, juguetona, alegre hasta a veces irónica.
Características:
Leona Sovetsky es una joven que irradia una belleza serena y reservada. De estatura media y complexión delgada, su figura delicada contrasta con una elegancia natural que no necesita esfuerzo. Su piel es clara, con un matiz rosado que se acentúa en sus mejillas cuando se emociona o se expone al frío.
Su rostro, de forma ovalada, está enmarcado por una cascada de cabello largo y lacio, de color rubio blanquecino. A veces lo deja suelto, cayendo sobre sus hombros como una cortina suave, y otras lo recoge en una trenza o coleta baja, siempre con un estilo sencillo pero cuidado. Sus ojos son probablemente lo más llamativo: grandes, de un celeste profundo y expresivo, capaces de revelar tanto ternura como determinación. A menudo, su mirada parece estar un poco perdida, como si observara algo más allá del presente.
Leona tiene facciones suaves, de nariz fina, labios rosados de forma armoniosa y cejas bien delineadas que refuerzan sus expresiones. Camina con pasos tranquilos, casi silenciosos, como si estuviera acostumbrada a pasar desapercibida. Su estilo de vestir es llamativo y clásico.
Lleva siempre en la muñeca una pulsera de plata con un pequeño dije, recuerdo de su madre. En su rodilla izquierda lleva una pequeña cicatriz casi imperceptible, es testigo de alguna travesura pasada.
Gustos: Una buena taza de té verde, tarta de frutas, sentir el césped cuando anda descalza, los animales, espacios silenciosos y tranquilos a pesar de ser una fierecilla.
Disgustos: Que la subestimen, gente ruidosa y poco amable, los días de lluvia, el sabor de algunas plantas medicinales,
el sudor y que no respeten su espacio personal.
Miedos: Perder el control de su vida, que alguien descubra los secretos de su familia.
Virtudes: Inteligente, audaz, emocionalmente fuerte
Defectos: Testaruda, desconfiada, puede ser manipuladora si se siente amenazada.
## 🖤 𝐊𝐀𝐑𝐀 𝐄𝐋𝐕𝐈𝐑𝐀 𝐒𝐂𝐇𝐖𝐀𝐑𝐓𝐙
🎀 BÁSICO
→ Edad: 23 años
→ Nacionalidad: Española
→ Residencia actual: Madrid
→ Ocupación: Estudiante de Historia del Arte
→ Pronombres: Ella / She
→ Idiomas: Español.
🌘 APARIENCIA
→ Altura: 1.62 m
→ Cabello: Magenta oscuro, liso y pesado, con mechones en colores fríos.
→ Ojos: Violeta agrisado, delineados con precisión, expresión tranquila y opaca.
→ Tatuajes/piercings: Piercing en septum, orejas perforadas múltiples, tatuaje fino en la espalda baja.
🧠 PERSONALIDAD
→ Introvertida. Observadora. Habla poco, piensa mucho.
→ No actúa por impulso. Prefiere la pausa, la cautela.
→ Cree en los límites, pero le costó aprenderlos.
→ No le teme al compromiso, le teme a ser invadida.
→ Tiene una forma elegante de mantenerse distante.
→ Reacciona con frialdad si detecta manipulación.
→ Aprecia los pequeños gestos, aunque no los diga.
🕯️ HISTORIA PERSONAL
Kara nació en Valencia, en el seno de una familia que nunca fue particularmente ruidosa ni ausente. La casa era silenciosa por costumbre, no por castigo. Se hablaba poco, pero se cumplía con todo. Creció entre estanterías ordenadas, vajillas intactas y un jardín trasero donde aprendió a observar sin interrumpir. Siempre tuvo esa mirada tranquila, demasiado pensativa para su edad. No le gustaba correr, no le interesaban los grupos grandes. Prefería los rincones, los cuadernos, los objetos pequeños con historia.
A los diecinueve años se mudó a Madrid para estudiar Historia del Arte. Fue allí donde comenzó a moldear su estética personal con total libertad: gótica, elegante, meticulosa. Su forma de vestir no era una provocación, sino una manifestación íntima. Cada prenda, cada accesorio, tenía un sentido. Nunca vestía por vestirse. Era su manera de sostenerse en un mundo que no sentía del todo propio.
Durante el primer año de carrera lo conoció a él, u compañero de su misma edad, también artista, también silencioso. La conexión fue inmediata, como si hablasen un idioma paralelo. Compartían playlists que parecían haber nacido en los mismos pasillos mentales, leían los mismos libros, caminaban juntos sin necesidad de hablar. Él la miraba con una atención que la desarmaba; no la interrumpía, no la apuraba. Al menos, no al principio.
Con el tiempo, las coincidencias se volvieron exigencias. Él no decía que le molestaba lo que ella publicaba, pero dejaba de hablarle si lo hacía. No criticaba su forma de vestir, pero desviaba la mirada cuando usaba ciertas prendas. Se ofendía si ella quería pasar tiempo sola, aunque luego se justificaba con palabras dulces. Nada fue jamás brutal. Todo fue gris, velado, casi invisible.
Kara comenzó a ajustar su vida sin darse cuenta. Guardaba el teléfono en silencio para no incomodarlo, evitaba a su amiga, se ponía chaquetas largas aunque el clima no lo exigiera. Al principio pensó que era normal ceder, que amar también era moldearse, pero una tarde, en una pequeña galería del centro, él hizo un comentario hiriente frente a otros compañeros. No fue lo que dijo, sino cómo lo dijo, con una sonrisa, como si no supiera que dolía.
Esa noche, al llegar a casa, Kara no lloró. Se sirvió una taza de té, se sentó en su escritorio y, sin drama, lo bloqueó de todos los espacios posibles. No lo mencionó. No buscó cerrar ciclos, simplemente desapareció de su entorno, como si jamás hubiese estado allí.
Desde entonces, su vida se volvió más clara, no más fácil, pero sí más nítida. Volvió a escribir, recuperó su forma de vestir, retomó sus propios silencios, no los que se le imponían. A veces aún siente la sombra de aquella versión de sí misma que callaba demasiado, que se agachaba para no incomodar, pero ya no se permite habitarla.
Kara no evita el amor, solo lo observa con otra mirada. Ya no se deslumbra por coincidencias ni por gestos envueltos en palabras bonitas. Busca lo que no intenta poseerla. Aprecia los vínculos que no exigen, las presencias que no pesan.
Nadie más ha llegado tan cerca desde entonces, no por falta de intentos, sino porque ahora, quien quiera quedarse, tendrá que aceptar que Kara ya no se recorta por nadie.
📁 DETALLES PERSONALES
→ Hobbies: Música y pintura.
→ Música: Dark pop, post-punk suave, bandas sonoras melancólicas
→ Comida favorita: Café negro con pan dulce, cenas simples en silencio
→ Redes sociales: Muy privadas. Cuenta secundaria solo para guardar imágenes que le inspiran
→ Ambiente ideal: Habitación con iluminación tenue, paredes decoradas con recortes, velas y plantas secas
🔒 VÍNCULOS
→ Ya no sabe de sus padres desde que se mudó, no parece incomodarle.
→ No suele hablar del tema de sus relaciones pasadas. No porque duela, sino porque no lo necesita recordar>
→ Si alguien intenta cruzar ciertos límites emocionales, lo nota al instante.
→ Su intimidad ahora es un espacio medido y sagrado.
→ Tiene apenas una amiga que es todo lo contrario a ella. Es la única con quien confía sus vulnerabilidades.