Las pesadillas de una madre

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Capitulo III: Deshonra.

Pero la lastnik no pudo alegrarse de aquella muerte, ni siquiera pudo levantar la vista, pues su interior dolía como su alguien la hubiese atravesado con un espada. Todas las sacerdotisas estuvieron de pie frente a ella, pero solo una fue la única en atreverse a quitarse la capucha y cubrir su estado de desnudez, después de eso, ocurrió algo que nunca imaginamos ver, y es que los hermosos ojos de la dura majka comenzaron a mostrarse cristalinos y pronto varias lágrimas corrieron por sus mejillas. 

 Mientras tanto, un joven samurái estaba por entrar a aquel majestuoso palacio. Él aun no podía creer el cambio que había ocurrido en la pelirroja y aunque había prometido no inmiscuirse, le era imposible imaginar que aquella chica a la que había amado ahora solo era una débil marioneta del naslov que gobernaba Ávalon. Ellos habían discutido mucho por culpa de ese mismo hombre y su amistad se había quebrado después de que Danielle accediera a las peticiones de Marcus sobre alejarse de él. 

Por esa razón lo habían enviado a servir a Lindsey, apartándolo de su lado.

 Sin embargo, grande fue sorpresa cuando notó que los guardias estaban muertos y el palacio estaba desprotegido. Temió lo peor y corrió rápidamente al salón de trono, solo para encontrarse con su rival muerto y a una semidesnuda lastnik llorando en el suelo. No esperó explicaciones y la tomó en brazos, ella no se resistió al sentir su aroma y pronto estuvo en la enfermería. El sanador hizo todo lo que estuvo en sus manos, pero ya era tarde y tuvo que darle una terrible noticia al samurai; Danielle había perdido a uno de los fetos que estaban en su vientre. 

 

Al día siguiente, los criados se levantaron con una escalofriante escena, pues no solo la lastnik y uno de los niños estaban heridos, sino que el cadáver de Farid estaba en el suelo y su sangre, junto a la del naslov Marcus, ahora teñía la blanca alfombra. 

 La señorita Tanner fue la primera en ver la escena y ese mismo día se llevó a casi todos los niños al antiguo castillo, alejándonos así de un escenario que quizás no podrían olvidar. Manny fue el único en quedarse, no se atrevía a separarse de su madre y tampoco quería que alguien más le hiciera daño, fue como si aquel suceso lo marcará de por vida y una absoluta dependencia comenzará entre él y su madre. Y todo esto, pese a que la mente de Danielle comenzó a quebrarse y palabras que ya no tenían sentido comenzaron a aparecer en su entresueño.

 

 Porte, Distinción, Clase social.

 Eran palabras que la pelirroja había escuchado toda su vida. Desde pequeña la habían educado para tomar el papel que le correspondía en el reino de Essex y hasta ahora no había fallado nunca a el protocolo. O al menos eso creían sus abuelos y sus tutores, Había cuidado cada uno de sus pasos para que nadie viera su extraño comportamiento ¿Porque razón lo había ocultado? Ella sabia las consecuencias que tendría sobre su familia he incluso sobre su persona si alguien de el consejo de ministros se enteraba de sus exóticos gustos para con los hombres mayores durante la adolescencia, a esa edad con las hormonas a mil por hora y con una predilección por aquellos que estaban al servicio de los habitantes del castillo ya había seducido a varios de los mayordomos. 

 Muchos dirían ¿Porque a ellos y no a un chico de su misma generación? La razón era que ellos siempre estaban a las ordenes que la pelirroja daba he incluso le parecían criaturas extrañas a las que podía manejar a su antojo sin el temor de ser descubierta por su familia, Aquella mala costumbre se le había quedado de sus años en Shaitan, donde a merced de su "Dueño" había aprendido que la edad hacia mas interesante a un hombre esa era su teoría y hasta ahora no había fallado, ¿Era acaso la madurez mental de ellos o simplemente la experiencia? Quizás una combinación de ambos, pero eso no era de importancia para la pelirroja, después de todo siempre había podido desecharlos cuando ya no eran de su interés.

 Sin embargo, aquellos años ya habían quedado atrás. La pelirroja ya no era la misma y nunca más volvería a serlo, porque la habían forzado a casarse sin amor y no sólo eso, pues había tenido que engendrar hijos con un ser que en un principio odiaba, pero que la había ayudado en su peor momento y que a veces la hacia olvidar aquella razón por la que había tomado tan horribles hábitos de juventud.

 Pero aunque pasaron días después de la muerte del naslov, la lastnik Danielle no pudo salir de su habitación, de nada servía que sus sirvientes llamaran a su puerta y que su hermana hablara con ella, su esposo había muerto y todas las memorias que tenía de el volvían...

Recordar aquello hizo que una mezcla de odio y asco la envolviera... la vida apenas y era pasable con su difunto esposo y ahora ya nada la ataba a este mundo salvo sus hijos. Pero un día, tomando un gran impulso mental, arreglo su aspecto y envío un mensaje para que su familia se reuniera en el salón del trono. Ella tenía que ser fuerte, después de todo, Marcus debía ser despedido de manera digna, pues seria el último Rossetti que gobernaria Ávalon. 

 Espero a que casi todos llegarán, su pecho le dolía y no podía sentirse peor de lo que ya estaba, mas aquello era necesario y cuando todos estuvieron en un silencio expectante, la pelirroja dejo salir de sus labios aquella horrible noticia.

—Amigos y familia... —era como si la lastnik hubiera envejecido a pesar de su sangre shizen, su mirada se notaba cansada y pese a que la marca había desaparecido de su cuello, el dolor no se iría tan fácilmente —Me es difícil decir que su majestad a muerto, pero me será aún más difícil presentar ante ustedes mi abdicación al trono de Essex —bajo la vista al suelo, casi como si aun estuviera frente a su alfa y esperó a que los murmullos de sus familiares se apagarán para combinar —No esperó que aprueben mi decisión, pero mi gobierno ya a sido largo e incluso antes de esta tragedia, su majestad ya había decidido ceder el reino de Ávalon a nuestras hijas mayores —mordió su labio inferior para evitar que el dolor la consumiera de nuevo, ella sentía que estaba a punto de rendirse, pero debía terminar aquel terrible anuncio —Así que es tiempo de que me retire ante la nueva generación, por lo tanto, la coronación de Emma Sofía, Kaire Denisse y Bonner Delacour Rossetti será en cinco días.    

 

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