Sin decir una sola palabra, Diana Vermelho le indicó como llegar a la cocina para saciar su gran apetito.
Una vez este había encontrado los grandes comedores que poseían los dueños de la mansión, este había quedado sorprendido al ver tanta comida fresca y en excelentes condiciones. Ya que esté acostumbraba a merendar de las sobras o la supuesta comida callejera.
Este sin dudarlo ni solicitar permiso, procedió a servirse todo lo que le encontrase, devorando a diestra y siniestra todo lo que veía.
Después de haber pasado unos minutos, este sentía una presencia bastante peculiar proveniente de atrás suyo. Sin embargo, hizo caso omiso para continuar con el festín que tanto anhelaba. ¿Que es lo que hará Amanda Delacour en respuesta ante dicho comportamiento poco civilizado?

Amanda Delacour
-una voz serena y algo burlona se escucho desde la gran entrada de la cocina, ahí, recostada en la madera tallada qué era el borde de la puerta, la joven princesa de rojizos cabellos se encontraba recostada, cruzada de brazos y con una sonrisa indescifrable en su rostro mientras observaba a aquella desconocida, atiborrarse de comida como si no fuese a comer más nunca-
Aunque reconozco que tienes agallas, metida en un lugar, en el que supongo no tienes permiso para estar, comiendo pese a que te miran, a mi se me hubiese paralizado el estómago ^^
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Feradh
Obvio que no me interesa niña zanahoria, no creo que seas peligrosa para mí, la otra güerita me amenazó con clavarme si no me presentaba de inmediato. De todos modos, ni la pelé.
-comento sin voltear a verla-
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